Para nadie es un secreto que este recién iniciado Siglo XIX ha sorprendido al mundo con la demanda insistente, justificada y necesaria de un reajuste del establecido orden mundial, organizado este principalmente en funciones y roles muy específicos de los países del planeta, en donde se establece una división inicial que es la de desarrollados y subdesarrollados o lo que es igual a dominadores y dominados.
La ostentación del poder en los tiempos actuales es tan descarada, y así ha sido desde siempre en marco del sistema capitalista, que incluso ha llegado a ser una dominación legalmente constituida a través de la aplicación de las llamadas Normas Jurídicas Internacionales, usadas como herramienta para atar en políticas económicas leoninas a los países del planeta en lo que se ha denominado la División Internacional del Trabajo (una especie de distribución de roles de exportación de materias primas, explotación agresiva de los recursos naturales y la industrialización de los productos derivados;) en esta división “obligada” la actividad más enriquecedora es la industrial en términos del juego de importación y exportación en donde el papel fundamental se basa en la concentración excesiva del 80% de las ganancias globales en manos de no más de veinte (20) países que se dividen aproximadamente de la siguiente manera: Ocho (8) grandes administradores - directores de esas riquezas –el G8- junto a los otros doce (12) que concentran y manejan a su antojo los altos sistemas de tecnología industrial, el cual lógicamente es debidamente acaparado como ejercicio de dominación –G20-.
Organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial de Desarrollo (BMD) y la Organización Mundial de Comercio (OMC), son parte fundamental de quienes administran el desempeño de lo que se llama “otro día, otro dólar” que no es otra cosa sino el ciclaje completo e indetenible del capital acumulado a escala mundial, el cual incluso ha adaptado su funcionamiento al comportamiento del sistema terrestre (consecuencia del movimiento de rotación, por ejemplo) garantizando las ganancias constantes del oriente en penumbras (NOCHE) cuando el occidente permanece Iluminado (DÍA) y del occidente en penumbras (NOCHE) cuando el oriente permanece Iluminado (DÍA); nunca se detiene; a este sistema evolucionado se le denomina capitalista en su fase neoliberal salvaje en transición a una fase de globalización. Una de las Políticas macro usada como herramienta que permite y ha permitido desde hace mucho tiempo que este sistema genere ganancias exorbitantes (plusvalías y plus plusvalías) a expensa de empobrecimiento absoluto de gran parte de la humanidad, es la de los Sistemas de Bolsas de Valores, las cuales son una especie de grandes subasta en donde los poderosos imperios económicos, llámese las grandes compañías trasnacionales –las diez (10) más importantes- ofertan sus acciones y se cotizan su valor con elevadas inversiones que se basan en sus ganancias acumuladas durante un periodo establecido.
En este evidente mundo desigual excesivamente desequilibrado y controlador de todos los medios de producción, de comunicación, de tecnología y del conocimiento, la geopolítica no de los estados sino de los grandes capitales económicos que se mueven detrás de estos gobiernos “democráticos y plurales” marcan en una delicada planificación cual ha de ser la conducta, las líneas y demás estrategias que permitan la supervivencia de un sistema consolidado como absolutamente explotador; dicha planificación incluye cláusulas inevitables que deben defender no solo a los Estados serviles sino al sistema en sí; para ello todo tipo de inversión es favorable, es decir, es sano invertir millones y millones de dólares en organismos de inteligencia, en crear ejércitos sin fronteras (OTAN) y mantener la capacidad absoluta de control (geopolítica de la sumisión) que generalmente tiene de tres (3) a cinco (5) fases: La diplomacia (autoconocimiento), las relaciones bilaterales (el anclaje), el intercambio de productos (lo jurídico), la aceptación de condiciones (El pacto) y la distribución de las ganancias en función de la inversión (el dominio). Sin embargo si algún Estado –capital incipiente- llegase a desmovilizar su posición previamente acordada y alineada, entraría en un estadio de observación controlada por parte de los que ostentan el poder; es decir “la lista negra”; de allí en adelante la geopolítica de sumisión y aceptación –doctrina Monroe 1823,1904 por ejemplo- se ve interrumpida y da pie al inicio de las llamadas formas de coerción que en la modernidad no se basan solo en la presión belicista de contacto sino que usa medios mucho más efectivos, masivos y de menor costo en cuanto a la inversión de recursos económicos y humanos. De allí la frase acuñada como guerra de 4ta generación, la cual puede ser desplegada, ejecutada y ganada desde las distancias las cuales se transforman en los márgenes de seguridad para quienes atacan (exportan el conflicto fuera de sus fronteras).
Algunas de las nuevas modalidades empleadas en cuanto a la política de defensa de estos Estados (capitales) son las de las Armas de Destrucción Masiva (ADM) agentes químicos y agentes biológicos creados con fines científicos pero empleados para que de una manera silente y clandestina causen tanto daño a la población que sea necesario interrumpir sus labores cotidianas y des-coordinando así el desarrollo de todo país o nación de la “Lista Negra” y garantizando que el país afectado, en un momento de respuesta defensiva, sea clasificado por la opinión mundial como “terrorista” cuando el terrorismo definitivo es el proveniente de los grandes Estados “Desarrollados”, o lo que es igual, proveniente de las coordinaciones de los grandes capitales del Mundo.
DERECHOS DE LA AUTORA. Mayo,2011.
No hay comentarios:
Publicar un comentario